Era él. Era mi salvador. Aunque nadie me hubiera dicho nada sabía que era él, sabía que él había sido quién me había traído en sus brazos salvándome la vida.
Tenía la piel de color dorado pálido, ojos de un color verde claro pero a la vez intenso. Pelo algo largo y despeinado de color cobre. Vestía unos vaqueros negros y una camisa azul muy claro sacada por fuera acabada en pico. Hombros anchos y unos brazos que a pesar de estar cubiertos parecían musculosos. Su cara era el reflejo del cansancio. Estaba en posición de entrar…pero no parecía seguro
-¿puedo pasar?
SU voz. Recordé todo nuevamente y volví a sentir una oleada de calor. Esa voz me hacía sentir bien. Me reconfortaba. NO podía explicar como esa voz, tan melodiosa, pudiera ejercer ese efecto sobre mi, pero tampoco necesitaba un por qué. Solo necesitaba volver a escucharla
-claro. Siéntate si quieres- mientras le indico un sillón.
-gracias.
Me sonríe mientras camina por delante de mi cama para sentarse en el sillón del otro lado. Se sienta y me mira. Parecía que ninguno de los dos estábamos dispuestos a hablar. Nos quedamos mirando el uno a otro. Pero noté como cierta incomodidad aflora en él y rompe el silencio
-¿Cómo te encuentras?
-Bueeeno... es una pregunta relativa. En si me encuentro bien, pero mentalmente tengo lo que pudiera llamarse cacao mental-me vuelve a sonreír- pero por lo menos ya estoy a salvo
Esa última frase hizo que sus músculos se pusieran tensos y su cara mostrara plena preocupación.
-si ya estas a salvo-dijo mientras dedicaba una mirada al suelo.
El silencio volvió a reinar, pero aún así no estaba incómoda. Su presencia, él en sí emitía cierta energía que me hacía sentir a salvo y como si hubiera cierta conexión. Sin embargo pensé que era sensación sería porque me acababan de meter un chute de algo a lo que la enfermera había llamado "no te preocupes cariño, con esto te vas a sentir bien..."
-¿quién eres?-le solté
Subió la mirada y me miró sorprendido.
-Entiendo que acabes de despertar…per...
-Si, lo siento, no son modales-dije arrepentida- quería decir... bueno... eso...si te importaría decirme quién eres
El ahora me miraba fijamente como intentando descifrar un puzle escrito en mi cara. Entonces miró su reloj.
-Me tengo que ir-dijo mientras se levantaba
-¡No!-dije impulsivamente.
Él me volvió a mirar, pero en su cara ahora solo había tristeza.
-Tranquila. No estaré muy lejos. Te dejo porque necesitas descansar. Luego te haré otra visita
Al decir que volvería me sentí aliviada. Pero aún así no quería que se fuese. Quería seguir hablando. Que me aclarara cosas. ¿Cómo me encontró? ¿Cómo sabía que estaba allí? Tenía muchas preguntas, pero parecía que por el momento no iba a tener respuestas. Así que me resigné a seguirle con la mirada y ver como abandonada la habitación.
Inmediatamente entró una enfermera.
-Vaya vaya, que novio más guapo tienes jovencita-dijo mientras se me acercaba
-No, no. No es mi novio-dije algo incómoda.
-Ah. Lo siento. Es que como te vi que le mirabas...así...-rápidamente al ver que estaba metiendo un poco la pata y yo me estaba sonrojando cambió de tema rápidamente- veamos, me ha dicho el doctor que te tomara las notas, para así poder contactar con tus padres.
Entonces no se por qué en ese momento recordé que mi padre había muerto. Hace 6 años. Quizá mi memoria no estuviera tan bien como pensaba, y a pesar de recordar que había sido ya hace tiempo me sentí como si acabara de recibir la noticia de su muerte
Te he dicho que me encanta como escribes? Pues si no te lo dije te lo digo ahora!
Eres muy buena de verdad!Por cierto si no fuera por que tiene el pelo largo diria que el chico que describes en lu historia se parece a Ángel!jajaja
PD:Graciaas por comentarme en el blog!xD Eres la única que me comenta jajajaj pero con que me comentes tu ya me basta y me sobra!