Parece ser que alguien del hospital te ha reconocido y la ha avisado. Ahora está rellenando unos papeles pero dentro de nada la tendrás aquí.
-Vale-respondí mientras asentía con la cabeza
-Pues eso. Ahora vendrá. Enfermera creo que deberíamos dejarla sola a la chica-y seguido salió de la habitación.
CAP 5
La enfermera en cambio me echó un último vistazo antes de salir y pude leer que su mirada decía "pobrecilla…lo que habrá tenido que pasar", y al saber eso me invadió un pensamiento y es que era que si había algo que odiaba y que recordaba a la perfección era que diera pena a los demás, pena, que no compasión.
La enfermera en cambio me echó un último vistazo antes de salir y pude leer que su mirada decía "pobrecilla…lo que habrá tenido que pasar", y al saber eso me invadió un pensamiento y es que era que si había algo que odiaba y que recordaba a la perfección era que diera pena a los demás, pena, que no compasión.
Entró por fin llegó. Mi madre estaba allí y con ella todo el mar de preocupaciones, dudas, cuestiones y mimos que la situación requería.
-¡CARIÑO! Mi vida ¿Qué tal estas? ¿Te encuentras bien?
-Mamá, por favor, deja de sobarme. Estoy bien. Aquí me ves. Vivita y coleando.
-Te das cuenta del susto que me has dado- no era momento de reprimendas, pero así son las madres, una de cal otra de arena. Acto seguido volvió a abrazarme y a mirar mis manos y mis brazos- Pobre. Tienes heridas. ¿Seguro que estás bien? ¿Qué ocurrió?
Buena pregunta. Ahora como le contaba yo a mi madre que sin darme cuenta me había despertado encerrada en un ataúd y gracias a un chico que no se ni como se llamaba ni que hacia en ese momento ni como me sacó de allí había logrado salvarme la vida.
-Pues…-tenía que decirla algo pero no podía decirle la verdad, aunque… ¿valía la pena mentirla?
-Ay mi niña. Me has tenido muy preocupada. Por un momento cuando me avisaron de que estabas aquí, pensé, pensé…
-Que a mi también me perderías-dije terminando su frase.
Entonces ella sonrío melancólica y asintió con la cabeza. Iba a llorar.
-Mamá, no te me pongas a llorar ahora-la dije sonriendo-Estoy bien. Estoy contigo. Lo único que tengo son algunos rasguños…
-Y alguna secuela-interrumpió el médico. Había entrado silenciosamente sin que ninguna de las dos nos diéramos cuenta-¿Es usted su madre?
-Si...
-Encantado. Soy el doctor Ness. Andrew Ness.
-Apellido y nombre muy peculiares para una persona que vive aquí-mi madre como siempre tan observadora.
-Si bueno, pero no nací aquí- aclaró el doctor.
Me pareció, aunque no debía serlo, un momento algo incómodo así que carraspee para que ambos se concentraran en mí. Y funcionó.
-Bueno. Lo que le venía a aclarar- continuó Andrew- es que un chico trajo a su hija inconsciente. Tenía las manos con magulladuras y un moratón en la cabeza como puede ver- dijo señalándolo.
Me sentí incomoda cuando lo hizo.
-Pero ¿no esta grave, verdad doctor? Vamos, ¿Qué está bien?
-Hombre en lo que respecta a salud está perfectamente. Se debió marear o perder la respiración lo que hizo que se quedará inconsciente y al caer se debió golpear contra algo.
¿Por qué no le había dicho yo eso a mi madre? Un hombre listo. Claro. Es médico.
-¿Pero tiene alguna secuela? ¿Y por que se mareó? ¿Saben la causa? ¿Que te pasó cariño?-haciéndome esa pregunta a mi.
Demasiadas preguntas pensé, y muy pocas respuestas.
-Pues de momento no sabemos la causa. Y ella no se acuerda, seguramente debido al golpe.
-¿Y me puedo ir a casa?-interrumpí.
-Primero nos gustaría hacerte unas pruebas para asegurarnos de que estas bien y después te daremos el alta. ¿Estás de acuerdo?
Sonreí.
-Por supuesto.
sábado, 20 de marzo de 2010
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Mi historia
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1 Comments »
Me encantaa!! engancha xD
esta muy bien, de verdad!
=D