Carpe Diem

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Y me hallé recostada sobre la húmeda hierba, de un color intenso. Rápidamente me levanté y observé lo que me rodeaba. Todo era campo hasta donde la vista me alcanzaba. Un campo llano, cubierto de una frondosa hierba que parecía recién cortada. Ni un árbol y miles de direcciones a las que dirigirme, marcados por los últimos rayos de sol.
Estaba atardeciendo.
Y sin saber por qué eché a correr como si no hubiera mañana. Mis piernas se movían veloces, al son de los latidos de mi corazón, rápidos y acelerados por una razón desconocida para mi mente.
Corría.
Huía de algo.
Miraba hacia delante, pero mis sentidos se quedaban atrás, esperando algo o alguien que me parara. Seguí corriendo sin darme cuenta de hacia donde iba ni de cuanto avanzaba, sin darme cuenta de que la hierba desaparecía a mi paso, sin darme cuenta de que ya no era llano el camino, sin darme cuenta de que ya no estaba en el campo.
Y caí, caí para despertarme.


Y abrí los ojos, y a través del agua pude ver como mi destino me llevaba al fondo del mar, y tras una sensación de desesperación, zozobra quise ser espíritu. "