(..) Fue entonces cuando no pude evitar reírme de la situación. Mi madre me miró asustada pero luego en su cara atisbó una gran sonrisa. Mientras reía me llené un vaso de agua del fregador y admití que aquel iba a ser un día muy largo.


"VISITA INESPERADA"


Era ya media mañana y ésta no había transcurrido sin grandes acontecimientos. Algunas llamadas de familiares preocupados. Ratos paseando por la casa e investigándola. Conseguí recordar de que la casa tenía tres plantas: la primera, donde estaba la despensa, la campera y el garaje. Sin embargo, aunque habíamos llegado en coche a casa la noche anterior, mi madre había decidido aparcar fuera para no hacerme subir escaleras. Por lo visto quería que mis esfuerzos fueran nulos. En la segunda planta estaba la cocina, el salón, una salita, un cuarto de baño y el recibidor. En la tercera estaban las habitaciones, demasiadas para dos personas. Cuando subí me encontré con que había 4 habitaciones y dos baños. No entendía por qué la casa era tan grande para dos personas. Supuse que quizá vinieran muchos familiares de vez en cuando, pero no lograba recordar ningún tipo de visita que hubiera durado más de una tarde.


Al llegar a mi habitación me asombré bastante. Era muy amplia, con paredes de color turquesa y una gran cama pegada a la pared de la derecha. Parecía una cama de matrimonio. Enfrente de la puerta estaba la ventana, con unas cortinas de rejilla de color blanco. Estaba entornada. Debajo de la ventana un gran escritorio de madera blanda con tres grandes cajones a la izquierda y una silla de escritorio acolchada de color rojo. Al entrar vi que la habitación era más grande de lo que pensaba. El armario ocupaba toda una pared. Sobre la cama había varías estanterías con libros y adornos y en la pared de la izquierda se encontraba lo que parecía un caro equipo de música. La verdad, no me podía quejar. En las paredes había diplomas y medallas colgadas con chinchetas, además de marcos con fotos. Me sentí muy triste al darme cuenta de que no la recordaba. Me senté en la silla e inconscientemente empecé a dar vueltas mientras miraba la habitación. Me gustaba mucho, se notaba que era mía. De repente oí un sonido que no reconocí. Acto seguido escuché a mi madre abriendo la puerta de la calle. Parecía que alguien había llamado al timbre. Me levanté rápidamente y presté atención a cualquier sonido.


-¡Cielo!¡Han venido alguien a verte!-anunció mi madre.


Salí con prisa de la habitación. Seguro que me había venido a visitar. Seguro que se había arrepentido de no haberme visto el día anterior y había decidido visitarme a mi casa. Seguro que era mi salvador, seguro que…


Bajé las escaleras precipitada, lo que hizo que me mareara en la mitad y me tuviera que sentar en un escalón para recomponerme.


Al verme así, mi madre se asustó y subió apresuradamente hasta donde yo estaba.


-¿Estás bien cielo?¿Te pasa algo?-me preguntaba temiendo algo malo.


-No, no tranquila-aseguré mientras me levantaba- Es que he bajado con demasiadas prisas, y se me ha subido el desayuno.


-Bueno…Espero que no sea nada más-dijo mientras me ayudaba a bajar-Mira quién ha venido a visitarte-susurró al mismo tiempo que sonreía.


Al fin bajé todas las escaleras y me apresuré hacia el salón para verle. Pero estaba equivocada. O no era él, o había adoptado la forma de dos personas muy distintas que estaban sentadas en el sofá.

domingo, 25 de abril de 2010 Posted in | | 1 Comments »

One Responses to "Capítulo 8"

  1. Aby says:

    Y esas personas eran??? que intriga...xD
    Me encanta la historia sister!!
    =D