Lunes, lunesito.

Empiezo dando las gracias a todas las personas que me han dado un pequeño empujón para evitar que cayera en una profunda tristeza. Quizá no sea tan profunda, pero estar triste no es bueno.

Y desde aquí ya comienzo...Ayer tuve una comunión. Una reunión social donde te juntas con tu familia, amigos y desconocidos. Es raro pero ayer oyendo cierta conversación escuché una pregunta...¿Por qué celebramos la comunión? Bueno, sí. Es una acontecimiento, el recibir el cuerpo de Cristo. ¿Pero es necesario tanta celebración? Supuestamente Jesús lo que hace es mostrarnos una vida simple...Pero los banquetes a los que he ido de simples poco la verdad. Y yo me incluyo la primera, sólo tengo que decir que yo celebré mi comunión en el Parque de Atracciones de Madrid. Su dinerito que costó.

Bueno, el caso es que quería hablar de las reuniones sociales por las situaciones tan habituales y cotidianas que se dan. Tú vas y si te llevas bien con la gente, genial. ¡A disfrutar! Pero si no tienes a gente de tu edad, y el resto de familiares son adultos y lo único que hablan son temas tipo hipotecas, rentas...En fin. Temas muy muy interesante sin duda.
Lo peor que yo llevo es la hora de saludar. Saludar...¿A quién? Pues a cualquiera con quién te cruces. Con los familiares eso se lleva bien. Beso aquí beso allá. Mutuos piropos, qué tal el trabajo, qué tal los estudios, etc.

Pero, ¿y con la gente que es familiar lejana, o no familiar?
Del tipo estás con tu madre y ella te dice que te vayas con ella a saludar. De repente estás parada y ves que alguien se acerca. Dudas. Oh no. Se acerca hacia ti. Dispones de poco tiempo para reconocerle. A lo mejor no le conozco. Oh no, ha sonreído eso significa que él si me conoce a mi. Vale tranquilidad.
Esa persona saluda a tu madre, tu padre o con quién estés. Y luego te saluda a ti. Se refiere a ti. La conversación es algo así:
Mi madre: Oh mira es el tío abuelo Ricardo
El tío abuelo Ricardo: ¿Qué tal María? Cuánto tiempo verdad...Y mira a quién tenemos aquí.
Yo: Hola...
El tio abuelo Ricardo: Hola Laurita. Cómo has crecido eh ¿Te acuerdas de mi?
MI madre: RIcardo estuvo en la fiesta de tu bautizo.


¡¡PARA EL CARRO!!
Varias cosas. A ver la primera: mi bautizo.
Me ha venido un tío, que por mi cara debería saber que no le reconozco, y me pregunta que si me acuerdo de él. Él, que fue a la fiesta de mi bautizo, pretende que con tres meses (que fue cuando me bautizaron) me acuerde de su cara cuando ni siquiera sabía ni como me llamaba yo misma. ¿Y qué le digo yo? Si oye, lo siento mucho. No me acuerdo por ti, pero no por nada, no está relacionado con que solo tenía 3 MESES. No. Es que ando mal de memoria. Mal no, muy mal.

Y otra cosa. Que esa personita que quiere que me acuerde de él, no fue a mi bautizo, FUE A LA FIESTA DE MI BAUTIZO, cosa MUY diferente. El tío pasó del rollo de ceremonia que debería ser lo importante y se presentó tan pancho a lo bueno, a la fiesta para gorronear y aprovechar. Encima de exigencias, gorrón.

Y conversaciones así a pares. Cada cuál peor.
Tela. Luego está la persona que te vio hace unos mese y no se acuerda ni de tu cara. Es otro espécimen, más difícil de encontrar, pero no quita que lo haya.

Por esto y otras cosas, adoro las reuniones sociales.
Paz amigos.

lunes, 26 de abril de 2010 Posted in | , | 1 Comments »

One Responses to "Reuniones sociales"

  1. veronica says:

    jajaja
    Yo odio esas reuniones, hay mucha gente hipocrita. Ya no iré a ninguna mas.
    xD